miércoles, 10 de febrero de 2016

LOS MUISCAS

Ocupaban las tierras altas de la parte más ancha de la Cordillera Oriental, en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Santander. Su economía, se desarrolló óptimamente gracias al aprovechamiento de las laderas y sistemas de cultivo, canales de desagüe y riego. Tenían una agricultura bien desarrollada, cultivaban maíz, papa, coca y algodón. La caza era abundante: faisanes, codornices, conejos, pavas, tórtolas, paloma torcaz, muchas otras aves, venados, puercos monteses y armadillos. Con el algodón, se identifican como grandes tejedores de textiles o mantas. Nuestros pueblos Muiscas en esta región de la sabana se caracterizaron como alfareros y es la alfarería una de las manifestaciones culturales que nos permite situarlos en el tiempo, basados en los análisis practicados a las vasijas de cerámica y se puede apreciar que la época de la alfarería esta ubicada entre el año 310 hasta el 1.305 lo cual permite establecer que los Muiscas ocuparon estos territorios alrededor de doce siglos antes de la llegada de los españoles.
Los alfareros elaboraban la cerámica para uso ritual y ofrendatario, además de enormes vasijas para procesar la sal, ollas jarras y cuencos de uso doméstico. Sobresal en la cerámica de tipo ceremonial, adornada con figuras zoomorfas como la rana, la serpiente, y figuras antropomorfas que quizás representaban a los caciques.


La pictografía simbólica hallada en los jeroglíficos de las rocas del Abra, fue ejecutada por una raza diferente a las primeras civilizaciones anteriormente anotadas y diferentes a la de la raza de indios conquistada por los españoles. Pero es de una raza que se extendió por todo el continente y tiene el mismo carácter que la de los valles y cordilleras de Venezuela y de las márgenes el Orinoco y del Amazonas. Y las características de estos jeroglíficos son iguales para toda América ya grabados sobre rocas, ya pintadas con tinta roja indeleble, bien sea colocados sobre alturas inaccesibles o en las orillas de los ríos o demarcando sitios fronterizos. 
Aspecto importante fue su estructura socio-política. Su estado fue gobernado por poderosos caciques llamados el Zipa y el Zaque, secundados por otros de menor jerarquía, los Usaques, especie de consejeros; los sacerdotes, los guerreros y el pueblo compuesto por agricultores, alfareros, orfebres, tejedores y comerciantes.

Los muiscas eran politeístas. Sus divinidades representaban diversas fuerzas de la naturaleza. Sus principales dioses fueron Chiminichagua, principio creador o fuerza suprema, Xué, el sol, Chía, la luna, Bachue, la madre de la humanidad y diosa de las legumbres, Cuchaviva el arco iris, Chibchacun, dios general, Chaquen, dios de los corredores y Bochica, héroe civilizador. Las lagunas eran consideradas lugares sagrados; allí celebraban ceremonias religiosas de gran esplendor, durante las cuales arrojaban al agua, tunjos elaborados en tumbaga.

Los sacrificios humanos eran ceremonias populares de gran importancia en los pueblos chibchas. Fuera de esta ceremonia en que el homenaje al dios entrañaba el sacrificio de un ser humano, existían otras de gran renombre como la famosa de El Dorado, de carácter mágico-religioso. Esta ceremonia tenía ocurrencia con motivo de la posesión en el mando del cacique de Guatavita y era por lo tanto de celebración poco frecuente. En cambio las grandes procesiones rituales se sucedían a menudo. Tenían lugar en ciertas épocas del año y adquirían una grandiosa fastuosidad




 
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