lunes, 29 de febrero de 2016

LA NUEVA GRANADA A FINALES DEL SIGLO XVIII

La organización económica y social colonial generó innumerables conflictos entre los diversos estamentos en que se encontraba estratificada la sociedad colonial neogranadina, que se fue haciendo más compleja con las rebeliones indígenas, los alzamientos de los esclavos, la formación de los palenques cimarrones y, finalmente, con el aumento del mestizaje. Además de las condiciones en que se daba la producción minera y agrícola, también la institución de la esclavitud había introducido elementos de conflicto, revueltas y huidas de esclavos. En numerosos puntos del virreinato se presentaron protestas y rebeliones por parte de indios así como de negros esclavizados; por su parte, los mestizos constituían un grueso número de marginados sin tierra que, junto a los españoles pobres, protagonizaron conflictos por la tierra. 

Los enfrentamientos entre los diversos grupos socioraciales fueron más radicales entre blancos y mestizos, que entre blancos e indios o negros. Como en el caso del movimiento comunero, el enfrentamiento de los criollos y las castas contra los funcionarios de la Corona española comenzó a cobrar fuerza desde mediados del siglo XVIII.

CONDICIONES SOCIALES O LOS ANTECEDENTES DE LA REBELIÓN
Por encima de las rentas de aguardiente, tabaco y alcabala, la actividad que constituyó la principal fuente de ingreso para la Corona en la época colonial fue la explotación del oro; en torno a ella giró la economía del Nuevo Reino.

Para finales del siglo XVIII y tras varios siglos de dominación colonial, en el Virreinato de la Nueva Granada, las condiciones sociales imperantes ofrecían varias características. Una primera es que la jerarquización social basada en las diferencias étnicas estaba desvaneciéndose por el predominio demográfico de la población mestiza, que conllevó a la rivalidad entre blancos y mestizos en torno al acceso a ciertos cargos públicos y otras prerrogativas legales y sociales. No obstante seguía manteniéndose una rígida diferenciación entre blancos descendientes de españoles –los españoles americanos– y los blancos pobres, en cuanto a riqueza y dignidades políticas y sociales.

Respecto al control y posesión de la tierra, los blancos nobles y comunidades religiosas concentraban su posesión, en tanto que los mestizos no tenían acceso a ella. Muchos mestizos estaban vinculados a las haciendas como arrendatarios o eran peones; otros recurrieron a la ocupación de tierras baldías, también llamadas realengas. Por su parte, la mayoría indígenas se encontraba en tierras de resguardo y otros estaban vinculados en las haciendas como peones o concertados. Justamente la presencia como trabajadores de indígenas de comunidad en las haciendas, sumado a la presión y ocupación de los mestizos sobre las tierras de los resguardos, facilitaron las medidas de la Corona que buscaron rematar las tierras de comunidad.

Los esclavos, finalmente, trabajaban en las minas, los trapiches, la agricultura y los oficios domésticos, y fue permanente su rebelión, sobre todo su fuga, ya fuese individual o colectiva. Los encomenderos, propietarios de tierras y minas, y los funcionarios públicos, criollos y españoles, respectivamente, formaban los grupos superiores. A mediados del siglo, el conflicto entre los dos grupos se incrementa; los primeros en demanda de poder político y los segundos tratando de imponer su ancestro puro para compensar su inferioridad económica.

CONFLICTOS SOCIALES EN EL CONTEXTO COLONIAL                                
Pese a que venían configurándose durante largo tiempo atrás, los conflictos sociales en el período colonial se concentran en la Nueva Granada principalmente en el siglo XVIII y fueron agravados por las reformas borbónicas. Entre 1750 y 1790 se generalizaron en todo el territorio las luchas de los esclavizados y el cimarronismo. Se organizaron palenques no sólo en la costa caribe, sino en Panamá, Chocó, Antioquia, Valle de Cauca, Cundinamarca y los llanos orientales. Entre los años señalados se dieron rebeliones de esclavizados en haciendas de los actuales departamentos de Tolima, Antioquia, Bolívar y Valle.Tampoco la inconformidad de los indios esperó a 1781, sino que se presentaron continuos motines como en Tuta (1752) o Cota(1779). De igual manera se dio la “rebelión de las alcabalas” en 1733, un levantamiento contra los impuestos al que siguieron: un motín en Vélez (1740), protestas por las alcabalas en Tunja (1765) y otro motín en Mogotes (1780). En diciembre del mismo año se presentó un alzamiento en Charalá, que es seguido en poblaciones vecinas.

 
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